En la Logoterapia, Viktor Frankl identifica los recursos noéticos como aquellas capacidades y manifestaciones espirituales que definen la naturaleza humana más allá de lo meramente biológico y psicológico. Estos recursos son inherentes a la dimensión espiritual, la cual, a diferencia de lo psicofísico, no se circunscribe a una localización material ni es reducible a fenómenos corpóreos o mentales. Los recursos noéticos no son una realidad física u «óntica», sino que se presentan como potencia pura: posibilidades latentes que pueden manifestarse a través de dos capacidades fundamentales del ser humano: el autodistanciamiento y la autotrascendencia.
Autodistanciamiento
El autodistanciamiento es una capacidad específicamente humana que permite al individuo separarse de su propia experiencia, observarse a sí mismo y ejercer control sobre sus impulsos y reacciones. Esta habilidad permite el desarrollo de un espacio interno que facilita el discernimiento y la regulación de los procesos internos. Frankl lo describe como la capacidad de:
- Verse a sí mismo en situación: El individuo puede observar su lugar y rol dentro de un contexto determinado.
- Monitorear los propios procesos emotivos y cognitivos: Se trata de la capacidad de analizar y supervisar las emociones y pensamientos que surgen.
- Regular los propios procesos emotivos y cognitivos: No solo se observa, sino que también se puede intervenir en ellos, modificando o ajustando los estados internos.
- ‘Dialogar’ consigo mismo y sus circunstancias: Es posible llevar a cabo una conversación interna que facilite la reflexión sobre la situación.
- Tomar distancia de los mandatos psicofísicos: La persona puede resistirse a impulsos o deseos inmediatos dictados por su organismo psicofísico.
- Oponerse al organismo psicofísico: El autodistanciamiento otorga al ser humano la facultad de elegir más allá de las demandas biológicas y psicológicas.
- Ejercer el antagonismo psiconoético facultativo: Este término se refiere a la capacidad de oposición entre la dimensión espiritual y la psicofísica, donde la primera puede desafiar las limitaciones de la segunda.
- Facilitar la percepción de opciones: Al separarse de la experiencia inmediata, se abren nuevas perspectivas y posibilidades de acción.
- Ampliar el campo fenoménico de la realidad selectiva: El autodistanciamiento permite reconocer y considerar más elementos del entorno y las circunstancias.
- Ejercer la autoconsciencia reflexiva: La persona es capaz de reflexionar activamente sobre sí misma y sus circunstancias, generando una conciencia más profunda de sus elecciones y conductas.
- Desarrollar la actividad justa y pasividad correcta: Esto incluye la capacidad de saber cuándo actuar y cuándo dejar que las cosas sigan su curso.
- Manifestar el poder de oposición del espíritu: El espíritu humano tiene la capacidad intrínseca de oponerse a lo que dicta el organismo, reafirmando su libertad esencial.
Autotrascendencia
La autotrascendencia, por su parte, es la capacidad humana de ir más allá de uno mismo. Implica descentrarse, es decir, dejar de enfocarse exclusivamente en los propios intereses y necesidades, para abrirse a valores, sentidos y realidades que trascienden lo individual. Frankl subraya que la autotrascendencia es lo que permite al ser humano encontrar sentido en la vida, ya que nos impulsa a buscar un propósito más allá de nosotros mismos. Las manifestaciones de la autotrascendencia incluyen:
- Salir de sí mismo: Implica desviar la atención de uno mismo hacia algo más grande, como una causa, una persona o un valor.
- Descentrarse de sí mismo: Dejar de estar en el centro de la propia existencia y permitir que otras realidades tengan importancia.
- Percibir valores y sentidos: Reconocer que existen valores objetivos que trascienden los deseos individuales.
- Conocer la realidad ontológica: Ser capaz de percibir y conectar con una realidad que va más allá de lo inmediato o meramente físico.
- Reconocer la mente del otro como independiente: Comprender que los demás tienen su propia existencia y perspectiva, independientes de la nuestra.
- ‘Estar junto a’ de manera atemporal y aespacial: Este concepto refiere a una conexión espiritual con otros o con el mundo que no está limitada por el tiempo o el espacio.
- Desarrollar la actividad justa y pasividad correcta: Saber cuándo intervenir y cuándo aceptar, con sabiduría, la realidad de lo que no se puede cambiar.
- Conocer las opciones más significativas: Ser capaz de discernir lo que realmente importa y lo que tiene sentido en cada situación.
- Resonancia afectiva: Sentir una conexión emocional profunda con los valores o los seres que trascienden lo individual.
- Disminuir la hiperreflexión: Al trascender los límites del ego, se reduce la tendencia a una reflexión excesiva o paralizante sobre uno mismo.
Conclusión
El autodistanciamiento y la autotrascendencia son dos de los pilares fundamentales de la Logoterapia, ya que permiten al ser humano trascender las limitaciones de lo psicofísico y descubrir un sentido en la vida que no está supeditado a las circunstancias externas o a las condiciones internas. Mientras que otras teorías psicológicas pueden hacer referencia a estos conceptos bajo diferentes nombres, es en la Logoterapia donde se encuentran plenamente articulados dentro del marco de la dimensión espiritual. Frankl nos recuerda que la libertad humana se manifiesta en la capacidad de elegir una actitud ante cualquier circunstancia, y que los recursos noéticos son las herramientas esenciales para realizar esta elección.
«Los recursos noéticos en la intervención logoterapéutica nos recuerdan que, incluso en las circunstancias más difíciles, tenemos la capacidad de autodistanciarnos, trascendernos a nosotros mismos y encontrar un sentido que nos impulse a seguir adelante.»
Referencia.: «Psicoterapia y Sentido de Vida» – Efrén Martinez.